En el mundo todo seguía igual. El materialismo, el derecho de conquista, la esclavitud, los dioses lejanos. Pero había un lugar y un pueblo, donde algunos seres especiales contaban y pronosticaban hechos, pero solo parte muy minúscula de ese pueblo creía entenderlos y otros de ese pueblo especial solo seguían las formas, los ritos. Había un susurro, un sonido en el tiempo un secreto, que se soplaba en los oídos: alguien iba a venir… pero donde? y cuando? ¡Por lo que se decía tenía que ser en un Palacio, no podía ser de otra forma!!

Pero sin embargo algo pasó en un establo. En un establo???. Sí, en el lugar donde duermen y paren los animales mayores, esos de los que se sirven los humanos.

Esa noche fría y silenciosa vio como una mujer daba a luz a un niño, su marido la ayudaba y los animales que la rodeaban le daban su calor, que era más que el fuego que no podían prender a su alrededor. Pero había más cosas todavía, seres transparentes tomaban color y se corporizaban y le susurraban algo a algunos pastores que cuidaban de noche a sus ovejas. ¡Que fuerza que habrán tenido esos seres que los convencieron para que bajaran de sus lomadas y se acercaran!!!  y que les habrán dicho que cuando llegaron ante el niño no pudieron mas que postrarse? Cuanto mas se sorprendieron fue cuando vieron que un astro brillante, que no era la luna, se detuvo arriba del establo. y permaneció toda la noche con ánimo de seguir…

Y fue uno de los pastores que dijo en susurro primero y luego en mas alto volumen de voz:  ES ÉL. el que tenía que venir. Y esa voz empezó a correr esa noche y al día siguiente y las otras noches para que todo ese pueblo llegara a tener noticias.

Algunas noches después se aparecieron unos extranjeros con atuendos típicos de otras naciones, pero muy costosos, que se postraron también ante el nacido diciendo que habían seguido el derrotero de esa estrella, y que como eran estudiosos del cielo les llamo la atención, porque nunca habían visto u oído sobre algo similar. También se les habían aparecido seres solo visibles de a ratos, por momentos que les indicaban que ese recién nacido era de otra procedencia, no solo de la condición humana que presentaba. Y cuando el astro se posó sobre el establo comprendieron que ese era el lugar de algo distinto, superior a lo común, ¡superior a lo natural!!! También eran distintos los rostros de sus padres, que comunicaban una bondad fuera de lo común. No, no eran comunes. Alguien era ese niño, que atraía a astros y personas de todos lados…. Sin duda esa pequeña familia era algo muy especial… Ese niño lo era… Y de todos los rincones se fue expresando que esa noche en el Portal de Belén había venido, el que tenía que venir. Quien sino alguien no humano podía mover astros, magos, extranjeros, seres espirituales que aparecen o desaparecen y vuelan, al par de rústicos pastores, ovejas , vacas, toros y burros!!! La historia de esa noche ha traspasado el tiempo. 

Hoy a 2023 años de ese acontecimiento se lo sigue recordando y rememorando, sin duda porque el que nació era Dios hecho hombre. Su obra en la tierra empezó desde el anonimato hasta la proyección máxima. Y muchos humanos sacrificaron todo, hasta su vida por conservar su recuerdo y marcar sus obras que se ejecutan día a día. Siempre… por si o por otros. Que se hace ayudar por su Madre, por quienes en su tiempo fueron sus Apóstoles, por las mujeres y hombres que a lo largo de tantos años siguen siendo ejemplos de cómo hay que ser para llegar a Él.
Que estuvo, que vino una noche, que prefirió nacer entre la bosta de un establo, a nacer en un Palacio, que es la forma material, y mediocre, con que los humanos quieren mostrar grandezas . Pero que VOLVERÁ!!!.
 
Sin duda alguna, ALGO PASO AQUELLA NOCHE…