SEPTIEMBRE 2016
La exposición de imágenes de una masacre inaudita como la del 16 de junio de 1955 documenta mucho más que el horror. Las imágenes dicen, siguen hablando y vuelven a decir cada vez que desde el presente se las escruta. Estas fotografías de alguna manera nos miran y nos invitan a conocer y pensar nuestra historia política desde otras perspectivas necesarias para no repetir lo siniestro. Hoy en la Plaza de Mayo y su entorno no hay signos rápidamente visibles de lo sucedido.
Así, las imágenes de hoy encuentran sus contra imágenes en las del ayer. El recurso a las foto hace que el ayer relampaguee en el hoy y que la fotografía sea entonces más que imagen y devenga símbolo que hace presente lo ausente.